ayer fui a visitar a bob esponja,
estuvimos hablando de los premios de poesía
después de varios segundos de acalorado debate
me convenció de que los premios existen
por culpa de los lectores
de algunos, dije yo
de todos, dijo él
tú no lees por morbosa curiosidad
un libro de poesía al que hayan premiado?
no, bueno sí,
le echo un ojo de pie en la librería
vale
veamos
una editorial es una empresa,
quiero decir que un editor también come
y hasta tiene hijos
una faja roja cual bailarín de verdiales
anunciando que el libro es bueno
que le hará soñar
que le sacará de la rutina,
no es suficiente
la faja debe decir "premio" para que alguien lo compre
aunque sea para regalarlo
y después están los críticos
esos animalillos miopes parecidos a las musarañas
que sólo atienden a los colores llamativos
si un crítico habla bien de un libro
la faja roja se convierte en un enorme pañuelo blanco
agitado en una plaza de tontos
perdón, de toros
no nos han enseñado a leer
no nos han enseñado a amar lo que leemos
no nos han enseñado a ser curiosos
nos han enseñado que una voz basta
caso verídico:
"yo no puedo perder el tiempo, sólo leo calidad,
sólo leo los premios planeta; pero todos", recalcó
nos presentaron porque, se suponía,
íbamos a llevarnos bien
la gente lee premios, un premio es un aval,
un libro sin premio no existe para nadie
a veces coincide un buen libro y un premio
conozco casos
tres, pero uno no es de poesía
uno inauguró este blog
el otro acaba de publicarse en málaga
"escribo desde aquí" de omar pimienta
que, contra todo pronóstico, ganó el emilio prados
luna miguel acaba de ganar el argensola
me gusta como escribe
(ya hubiera querido yo, a su edad)
pero algo muy dentro de esta piña
me dice que no se debe premiar a alguien tan joven
para mí que no esponja, acorcha
ojalá luna no se deje menguar
los premios son malos, bob
los premios son malos