Nos asusta lo nuevo, y nos asusta porque inconscientemente sabemos que acabará por instalarse en nosotros, por dolernos dulcemente de algún modo. Por eso preferimos la comodidad del malo conocido, por eso a lo nuevo le buscamos referencias, para hacerlo nuestro sin trauma.
Camino sin GPS hacia la Feria del Libro de La Laguna (Tenerife, mi segunda casa) y oigo a Silvio Rodríguez a lo lejos. Su voz tan joven, su voz tan eterna, ¿a cuántos kilómetros estará envejeciendo ahora?, pienso e imagino a un tipo con la funda de la guitarra abierta conjurando sus canciones. Pero no. Al llegar a la Plaza de la Concepción veo en un escenario al poeta Alejandro Luque dándole al cajón, y a su amigo Juan Luis Pineda cantando guitarra en mano.
Coordenadas (producido por David León), ¿un grupo sin nombre o un disco sin título?, pienso e imagino a dos amigos de un lado a otro por amor al arte, como en una de sus canciones. Nueve canciones que ahora, días después, tarareo negando la cabeza cuando llego a "la de plata es la peor de las medallas". Un proyecto que durará lo que tenga que durar, sin rumbo marcado.
Voz propia (la de Pineda), que una vez que me toma, que la hago mía, ya no se me parece a la de nadie. Esas letras (las de Luque), esos poemas con música que se me clavan como agujitas, hablándonos a todos, de uno en uno, removiendo esa nostalgia de asaberqué que escondíamos a la altura de la nuez, en la boca del estómago, y ahora nos flota en los ojos.
Sabía que acabaría por dolerme dulcemente porque, aunque Alejandro Luque es uno de mis poetas favoritos, no es lo mismo leer que escuchar. "La música tiene conexión directa con el alma", dijo Kandinski (el muy cabrón) como si hubiese escuchado la voz de Juan Luis Pineda.
https://www.youtube.com/watch?v=mhmsAnkzwl4
www.juanluispineda.com
www.alejandroluque.com