Papá
Te acompañé al campo
A poner cepos
Para atrapar zorzales y trigueros
Porque necesitaba que me quisieras
Que no me dieses más miedo
Papá
Me dejaste solo mucho rato
Y oscureció
Y pasé miedo y frío
Y
Aunque te temía tanto como a la noche
Te llamé porque
Al fin y al cabo
Yo sólo era un crío y tú eras mi padre
Papá
Cuando regresaste furioso
Y me gritaste y me llamaste maricón
Te odié con toda mi alma
Y empecé a perderte el miedo
Y penetré la noche
No me gusta empezar las cosas por el final, pero siempre temo que me llamen exagerada (detesto profundamente la exageración y el dramatismo). Por eso he comenzado transcribiendo el poema de la contraportada, para que el poema hable por sí solo de este libro y de su autor. El libro se titula Olvidar el olvido (Ed. Baile del sol, 2012) y su autor es Patricio Rascón.
Coincidí con Patri hace unos años en Moguer. Su libro Parte de Paz (Ed. Crecida, 2007) me acompaña desde entonces. Este poeta discreto y casi invisible se guarda la fuerza para sus poemas. Pero no es una fuerza de palabras machete o exabruptos. La fuerza de sus poemas radica en su honestidad. No es necesario exagerar si se cuenta la verdad. No es necesario adornar un poema con poesía si se cuenta la verdad. "Poema sin poesía" se titula el primer poema del libro, como avisando.
Comencé a leerlo en el tren de cercanías, camino a casa, y tuve que guardarlo a la altura de "El pinillo" porque no me apetecía que varios guiris con gorra de visera me vieran llorar.
No es culpa tuya, Patri, tus poemas no buscan eso, tus poemas no buscan, todo lo contrario. Tus poemas describen tan tercamente desnuda la vida, que me despiertan de un golpe toda esa anestesia de telediarios manipulados que me dejo inyectar cada día.
Os entiendo perfectamente
Enigmáticos pájaros libres
Que trináis antes de la madrugada
Me indicáis el camino
Me decís
Vamos, ¿a qué esperas? Lárgate. Escapa.
Pero vosotros no me entendéis a mí
No comprendéis que yo soy un animal doméstico
Que perecería fuera de mi jaula
Gracias, Patri, por contar la verdad.
El blog de Patricio Rascón: