(y pesaba más que un goya, afirmo) |
No me gusta ser jurado. Sufro. Tengo cierta/gran propensión a identificarme con quien no gana (perder no pierde nadie puesto que nada tenían, pero sufro de igual manera).
Acepté porque me gusta leer y ver las cosas desde dentro. Fue curioso: Cuatro personas con gustos dispares estábamos de acuerdo. Queda claro que cuando algo está bien escrito, se nota. Sorpresa al abrir el sobre del XXVIII Premio Unicaja de Relatos:
-Manuel Vilas.
-Qué gracia, Manuel Vilas como Manuel Vilas.
-Espera, ¿Manuel Vilas?
Pues sí, era él en modo cuentista con Ámbar, una historia padre/hijo tipo Carver que no nos dejó indiferentes. Ese tipo de historias que suceden en un espacio/tiempo reducido, donde parece que no pasa nada, pero cuando acabas de leerlas te palpas como si te hubieran robado la cartera. ¿Me explico?
"Los cuentos tienen que seducir", dijo Guillermo Busutil. Efectivamente, si un cuento no te seduce a la primera es que no era para ti. Como en esas Speed Dating donde sólo tienes 7 minutos para enamorarte.
Felicidades, gran Vilas.