(bienvenida a mi casa) |
Ayer, a las 19h pongo la tele, abro Youtube: aparece Itziar Mínguez en Bilbaooesía21. El siglo 21 ha llegado, pienso.
La veo serena y segura (quizá por dentro era un flan, pero no se le nota).
Se me saltaron las lágrimas varias veces mientras la escuchaba.
Suelen decirme que en mis poemas hablo de las cosas pequeñas y las trasciendo. Comparado con lo que consigue esta poeta, lo mío es hacer un collar de macarrones.
Itziar nombra la vida, habla de lo que pasa de largo de una manera tan... (no encuentro la palabra, quizá no exista, quizá sea un término que ella ha inventado) que entran ganas de asomarse a su balcón y decir: ¿¡Pero cómo no lo vi!? ¿¡Pero cómo mira esta mujer!? ¿¡Cómo estamos tan ciegas las demás!?
Eso hace. Y siento una mezcla de admiración y verde envidia, y las ganas de abrazarla mucho para que todo eso que ve y nos cuenta no le duela tanto.
Qué suerte tengo de haber coincidido con una mujer así en tiempo y espacio, aquel lejano día de lluvia bajo un árbol enorme. Qué suerte tiene la lluvia de que Itziar perdiera su paraguas para poder besarla como solo besa la lluvia. Qué suerte los charcos al saberse amados.