enrique villagrasa: la poesía sabe esperar


La poesía sabe esperar (Igitur, 2019) con prólogo de Nacho Escuín.

Dice Enrique Villagrasa que la poesía sabe esperar.

¿No será al revés? ¿No seremos nosotros los que nos quedamos sentados en un escalón mirado a izquierda y derecha a ver por qué punta de la calle aparece de nuevo? ¿O quizá tenga razón, y la poesía esté esperando a que nos demos cuenta de que siempre estuvo a nuestro lado, de nuestro lado, para hacernos los días más hermosos y ligeros?


rafael soler, nueva novela

Por fin empiezo a creerme el siglo 21.
Porque nos prometieron trajes plateados y coches sin ruedas, pero esto es mucho mejor.
¡A disfrutar!
https://www.youtube.com/watch?v=lrC-zjHgzGc&fbclid=IwAR37yUxyRmjb0Xxka3c8zlizd_7u-RWPupKN3mgTCSGp-25d-K4-QxnIMQQ

"tayer" la vía barojiana

Holatodas/Holatodos,

mi admirado Eduardo Laporte saca castañas de su fuego. Su cabeza no tiene fondo: cada día una idea nueva, un taller nuevo, una miniempresa que levantar.

Para quienes quieran aprender sobre Baroja o para quienes sepan de alguien a quien pueda interesar.

Besos barojianos (que seguro que existen).

no todos los patriotas lucen pulseritas

Pedazo de poema de Braulio Ortiz Poole.
https://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-dos/pagina-dos-poema-braulio-ortiz-poole/5549963/

julio anguita (1941-2020)

(nos quedamos sin otro hombre bueno)
"y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno."
Antonio Machado

insomnio

(prisioneros en el espacio, ¡uníos!)
Cuando no puedo dormir recito para mis adentros los 50 estados de Estados Unidos con sus correspondientes capitales. Suelo dormirme en Iowa. Pero si alguna vez llego despierta a Missouri, me desvelo. Hoy me he acordado de Don Juan Moreno Casasola en Ohio. Don Juan era el médico de cabecera de mis padres. Mi médico era Don Rafael Mesa. Me gustaba ir a su consulta. En el centro de la sala de espera había un sofá circular de escai verde en forma de flan. A Don Juan sólo recuerdo haber ido dos veces. Una, muy pequeña, de urgencia, con un dolor intenso de estómago. La sala de espera estaba llena. Al llegar vomité algo muy oscuro que mi madre y la enfermera identificaron como sangre. Nos dejaron pasar. Nada más mirarme la lengua y palparme el vientre, Don Juan me preguntó si había comido chocolate. A los médicos no se les miente, había oído decir: Una cajetilla entera. Entonces no estaba mal visto vender cigarrillos de chocolate para niños (como ahora parece normal el Champín en las fiestas infantiles). La segunda vez tendría 6 ó 7 años y era una experta en puzzles de mil piezas, beberme tebeos de Pumby e inventar historias. No necesitaba más. Si las niñas venían a buscarme para jugar le pedía a mi madre que les dijera que estaba castigada. Además solía meterme en el armario a pensar o, según mi madre, me quedaba demasiado tiempo pensativa. Acabé en la consulta de Don Juan. La consulta estaba en su casa, entrando a la izquierda, una casa palacio siempre en penumbra, con un zaguán, un patio con habitaciones alrededor y un piso superior. Al leer el nombre de la calle me entró la risa nerviosa (una casa tan regia y un señor tan serio en Molinillo del aceite). Enferma no parece, dijo Don Juan después de auscultarme. Mi madre le explicó. Se sentó a mi lado, acercó mucho su cabeza a la mía como si fuera a contarme un secreto. ¿No te gusta jugar?, ¿no te gusta salir a correr a la calle? Asentí. Pero prefieres quedarte en casa con tus cuentos y tus álbumes pegando estampitas. Lo miré a los ojos: Sí. El sí más rotundo de mi vida. Ni siquiera me recetó hierro o vitaminas. Supongo que por eso mi madre no volvió a llevarme al médico.

De todo esto me he acordado esta madrugada de confinamiento e insomnio. Siempre he sido de interior. Me provoca cierta incomodidad pensar que tendré que volver a la velocidad de la vida normal y que ya no puedo pedirle a nadie que me castigue sin salir.

minientrevista en revista librújula por enrique villagrasa

¿Poesía y denuncia social pueden ir de la mano?
Pues de la mano sólo hay que ir si te sale tenderla o te la tienden (y aceptas) con naturalidad. Si es impuesta sería como llevar una mano ortopédica o, lo que es peor, ¡un secuestro!

¿Del poeta a los dioses hay un verso?
Depende de los dioses que elijamos. Si es un dios al uso (ególatra con exigencias y un CV de "ojo por ojo"), cualquier lista de mandamientos tiene más de dos. Si es un dios unipersonal y bueno (tipo Vonnnegut, tipo Hikmet) con un "gracias por no tener miedo" sería más que suficiente.

¿En poesía es importante la generosidad?
Una/un poeta que se mide no es poeta. Sin generosidad no existiríamos. Desde las cavernas nos estamos dando, regalando manos tatuadas a las piedras. Vivimos de las rentas de la generosidad de la generación anterior. La cutrez de la maldad hace más ruido, pero la generosidad mueve el mundo y, todo el mundo sabe, el mundo lo mueven los poetas, ¿no?

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madre noche

yo también estoy sola
y quieta en mitad de esta calle
por la que todos pasan y nadie me roza

alguien podría decir
que ya no espero nada

en silencio, espero una orden

pero
¿de quién la orden?
¿y hacia a dónde caminar?

días de winnie

(los días felices y las naranjas van de la mano)
Felicito a Elisa Gálvez por su cumpleaños. Dice que se hizo daño en la espalda intentando liberar un arbusto doblado por la nieve. Yo salvo insectos de un cubo de agua. Hay otros mundos y están a 500 kms, pienso. Como diría nuestra querida Winnie: "¡Qué maldición la movilidad!", bromea. No recordaba esa frase de Los días felices. Elisa la interpretó muchas veces. Mientras, yo llevaba un recorte en mi libreta sin saber que era ella. Winnie es mi personaje femenino de ficción favorito de todos los tiempos.

Entra un mail de mi querido Paco Cumpián. Ha leído Diario del asco. No se si es el mejor momento para haberla publicado, pero yo creo que si, al menos para mí como anillo al dedo, dice. Cree que estos días sin poder salir ha envejecido. No lo creo, Paco Cumpián siempre será joven digan lo que digan los espejos. Dice que está pasando el encierro con Maribel (el virus se llevó a su padre y a su hermano mayor). La madre de Cumpián también se está marchando, con 99 años, pero de muerte natural. Cierro el mail y los ojos, y deseo con todas mis fuerzas que llegue a los 100. Y él también.

1 de mayo: ya que no podemos salir con banderas, salgamos con piscinas

(felicidad inflable)
Hoy, por primera vez en toda mi vida (que yo recuerde), sonaba claramente una canción en un sueño. He soñado en blanco y negro, en otros idiomas (algunos inventados), pero, música, nunca. Tan asombroso ha debido de parecerle a mi subconsciente que me he despertado de buen humor, dejándome en la ducha la tristeza y el dolor de estos días atrás.

Al tender las toallas he visto a los niños de abajo bañándose en un balde y me he acordado de que tengo una piscina inflable. La he inflado y se la he bajado. Los ojos de los niños cuando preguntan. No hay nada mejor. ¿Nos la prestas? No, pa ti pa siempre. Quiero esa luz en la cara de un niño pa mí pa siempre. Su madre se llama C. Llevamos 20 años viviendo a 50 metros y nunca habíamos hablado. ¿Cuando durarán estos pequeños cambios que nos ha "regalado" el dichoso Covid-19.

Por cierto, me niego a cambiar a estas alturas el género del nombre virus. Para feminizar lo malo qué rapiditos somos, ¿no?