Si alguien conoce a Menéndez Salmón, o se lo encuentra comprando el pan, que le diga de mi parte que yo pensaba que era un gran escritor, pero después de leer Panóptico me he quedado del revés. Es como si Kafka hubiese vuelto de entre los muertos con un portátil bajo el brazo. Oh. Creo que no sentía esto, sea lo que sea esto, desde que leí La tapia amarilla de F.L. Chivite. Ohh.