Aguanieve (Ed. Isla de Siltolá) de Ramiro Gairín.
Hay palabras evocadoras. Si lo son, es porque saben nombrar. Decir "Aguanieve", en alto, nos transporta. A Gairín lo lleva a Oriente: jaikus que gotean sus delicadas imágenes, uno sobre otro, para formar un solo poema.
la niebla toma
forma de perro y ladra
siempre a las ocho
un día folio
amanecen las nubes
color baldosa
la calle helada
eres una libélula
viniendo a mí
(Pgna. 22)