chan, chan, chan! (bis)

(¡Qué bonita portada!, ¿de quién será la foto?)

(Dos citas: sin ellas no habría libro)
Supongo que los que tienen hijos quisieran que les crecieran un centímetro al mes, no un mes diez y tres meses cero.

Eso mismo pasa con los libros. Están ahí, agazapados en las editoriales, esperando su turno y, de repente: ¡chan, chan, chan!: 4 en un año. Pido disculpas por el abuso. Prometo no publicar ni un libro más... hasta el año que viene.

Lo seco (Bartleby, 2017) es sin duda mi libro más serio, el libro que siempre estuvo ahí runrún-runrún y me salió de golpe allá por 2011. Un libro que no habla de la infancia, sino de eso que se nos queda entre los dedos de los pies, cuando somos niños, después de un día de playa. Esa arena/costra que molesta un poco, pero también nos da gustito hurgar en ella antes de ducharnos para irnos a la cama. Chispa más o menos.

El libro viene arropado por un precioso prólogo de Agustín Calvo Galán y dos citas que me sirvieron de guía. Gracias.

Gracias también a Pepo Paz y Manuel Rico por confiar en mis poemas. Y a quienes me animáis a seguir dándole a la bolita. Gracias.

Buen viaje (a Marte).