alguien dice
hubo un bosque y nos llamaba
hubo ramas y crujían
hubo insectos y crujían
sus esqueletos ramas secas
y crujían
cada esqueleto que piso
un bosque menos
el minúsculo zumbido del dolor
poniendo fin
al eterno verano del incendio
no hay agua
no hay oxígeno
capaz de detener un incendio
no hay pulmones
no hay piernas suficientes para huir
alguien podó meticulosamente
nuestras extremidades
para hacernos más fuertes
para hacernos crecer
más fuertes,
pero sólo fuimos troncos huecos
carcomidos por la risa del miedo
la risa del miedo nos empuja a creer
alguien dice
hay un bosque donde cada insecto
moja cada mañana sus alas en miel
se acabó el zumbido del dolor
se acabaron las madrugadas inútiles
se acabaron las ganas de huir
la luz del sol entre los dedos
ramas desnudas nuestros dedos
estrechando el cerco de ese dolor
hasta ahogarlo
entre nuestros dedos
porque hay un bosque y nos espera
alguien dice
que alguien me llene la boca de saliva
antes de continuar
hemos llegado hasta aquí
hemos dejado atrás
el dolor y el incendio
y el dolor que sigue al incendio
hemos dejado atrás
cadáveres exquisitos
y un amor
con las alas mojadas en miel
no es humo ni ceniza
lo que ahora nos ciega