(plum cake de pasas, y de contrabando) |
Buenos días, ¿cómo vais? Muy bien, ya ves, las once y me acabo de levantar, como las millonarias; como no tengo nada que hacer... Mamá una buena noticia: hoy llega la afeitadora de papá. ¿Cómo?, ¿que va a venir una mujer a afeitarlo?, de eso nada, faltaría más, vamos, que no le abro la puerta. Que no, mamá, que la lleva Amazon. Ni Amazón ni nada, aquí no entra nadie. Que es un paquete. ¿Cómo un paquete? La afeitadora es eléctrica, llega en un paquete. Ah (se muere de risa), he quedado a la altura del betún, qué atrasada me he quedado. Como te pedirá el número del DNI, tenlo preparado. 33 millones 812, como la sinfonía, hasta ahí me sé. Pues apunta, anda. ¿Te sabes mi DNI?, hija, no me extraña que ganes premios. Voy a llamar a las titas, y tú tranqui, ya sabes, un beso. Un beso, guapa. Adiol. Adiol.
Dejo un bizcocho en el horno y suena el teléfono. Mi tía M se me ha adelantado (voz de ultratumba). Hola, ¿bien? Haciendo un bizcocho. Ya me he peleado con tu madre; es que no se le puede decir nada. Si es darle órdenes, olvídate. Ya.
Me cuenta que, por animar, le contó a mi prima C la tontería de que me iba a meter en el maletero para llevarles un bizcocho, y le dijo que no, que no podían ir dos en un coche (como si no lo supiera toda España) y que en todo caso tendría que llevar un salvoconducto. La imagen me parece impagable: un policía abre el maletero y aparezco yo con la capucha roja, abrazada al bizcocho, entregándole un salvoconducto escrito a boli: "Señor lobo, que es casero". Ay, si no fuera por esos ratitos. Colgamos.
Mi madre. Que tu padre quiere hablar contigo. ¿Qué tal papá? Fatal, hoy está siendo un día espantoso. ¿No te encuentras bien? La afeitadora no sirve para nada.
No esperaba menos. Nananiano, naniano y mañana será otro día.