iba a decir
qué sorpresa
qué sorpresa
después de varios días
(quizá semanas, quizá casi un año)
de no verle sentido a nada
llega un libro y me salva
llegar no es el verbo porque el libro lleva tiempo, ahí
en la estantería
salvar no es el verbo porque es mucho decir,
pero algo muy cercano a salvar
un libro que ya había leído
o había empezado a leer
porque tiene algunas esquinas dobladas
pero cada libro tiene su momento
y no fue aquél
porque había olvidado haberlo leído
entrevistas breves con hombres repulsivos
de david foster wallace
de repente, recuerdo
que me lo regaló en 2009
mi amigo antonio muñoz quintana
recuerdo sus visitas aquel año
en el que yo vivía en otra casa
y nadie venía a visitarme, salvo él
con revistas y libros y poemas impresos en folios
no es una sorpresa que un libro me salve
siempre ha sido así
sorpresa, quizá
habría sido justo lo contrario