(Leer en ayunas es un placer) |
Hay una librería que da al mar. Se llama "La mínima" y está en el paseo marítimo de Rincón de la Victoria (Málaga). No me queda claro si es un bar con libros o una librería con barra. Libros hay muchos, desde luego. Un refugio, sin duda.
Ayer se presentó Desde las entrañas, el último libro de Inma Luna. Poemas de aquí/allá a los que Zaida Escobar les ha dado vida con sus preciosos dibujos de mujeres que parece que quieran abrirse en canal como Luna hace en sus poemas. Mientras Inma leía/recitaba/callaba de fondo soanaba El niño de Elche, que ha puesto música a algunos de sus poemas. Y Zaida dibujaba. Qué lujo.
Recuerdo la primera vez que la vi leer. Recuerdo otras muchas veces, pero sobre todo cada vez me asombro de cómo ha ido creciendo su voz, su seguridad, su fuerza, su manera de comunicar.
Siempre me choca que en sus poemas hable del miedo, de parcelas oscuras donde no se hace pie, porque si para mí Inma Luna es algo es luz.
Dice en un poema que no la conoce ni su pinza de depilar. Es posible, pero no porque se esconda. A revés. ¿Será que tanta luz nos ciega?
Un libro-álbum absolutamente recomendable exquisitamente editado por Baile del sol.