manos para qué os quiero

en todos los años que llevo escribiendo
y en todos los años que he querido escribir
algo a medias con alguien,
nunca
nunca
nunca
había visto una forma tan bonita de hacerlo

qué alegría

http://www.bearparade.com/hikikomori/

el arte no es morirte de frío

es morir de placer
(y de envidia)

envidio insanamente
a las personas más creativas que yo
y hay muchas

hoy me quedé helada
mirando todo lo que nuria gonzález serna
es capaz de hacer con las manos

es como si la sinapsis se produjese
en las puntas de sus dedos

nunca quise escribir, yo quería ser pintora
ahora quiero escribir
sólo para que nuria haga un marcapáginas
con mi cara

y si no llego a escritora
al menos a ninja para que haga de mí un llavero

a disfrutar!

http://www.nuriagonzalezserna.es/nuria/diseno/Paginas/marca_paginas.html

gabriel alberca

Tengo un amigo que no quiere perdurar. Es pintor. Pinta -como los buenos- para acercarse al secreto, al misterio. René Char dijo que algunos seres tienen un significado que ignoramos y que su secreto está en lo más profundo del secreto mismo de la vida. Se acercan a él y ella los mata. Mi amigo desea que, cuando muera, sus cuadros se borren. Tanto le da si están en el Moma de Nueva York o en mi dormitorio. Pintar para aproximarnos a ese algo que intuimos. Escribir poemas o repasar lo que hemos soñado, con autentica vocación de alquimistas, para hallar la piedra de toque. Pero, ¿para qué escribir cartas?, ¿para qué repasar por escrito lo visto, lo hecho, lo pensado, lo intuido, y narrarlo para otro que quizá nunca responda?

Así comenzaba un artículo que escribí hace once años sobre "Cartas a la hija" de Madame de Sevigné. El amigo al que me refería era el pintor Gabriel Alberca.

Gabriel, el amigo, murió el pasado sábado 12 de febrero a los 76 años.

Alberca, el pintor, donó gran parte de su obra al Ayuntamiento de Málaga, aunque sólo colgaron uno de sus cuadros. Los vivos no cuentan para los vivos.

Hay personas que nunca esperan de quien aman: amar ya es suficiente compensación. Aún así, imagino al más altruista ansiar -como el rey Lear de su hija Cordelia- un solo te amo que le impulse a seguir amando, a seguir vivo. Las cartas -como los sueños- son señales de vida. Mi amigo aún no lo sabe, pero hace poco rompí todas sus cartas. Antes las leí meticulosamente. Al igual que sus cuadros, eran ecos de noticias de ese secreto que todos buscamos.

Así acababa aquel artículo.

Y así termino esta carta que nadie responderá jamás.

sobre algunos ángeles

el poeta rafael calero
aunque tenga nombre de arcángel
siente algún tipo de placer al verlos morir,
o eso parece

me consta que es un hombre de bien
aunque sus ojos de diablo digan lo contrario

un nuevo libro sobre eso que, dicen,
no tiene sexo

qué sabrán ellos,
verdad, rafa?

http://mimargenizquierda.blogspot.com/2011/02/el-placer-de-ver-morir-un-angel.html