Un hombre camina, se para, parece que mira. Sabes que no puede verte, que no te mira a ti. Te preguntas si hay fuego en alguna de las otras ventanas. Te preguntas si hay alguien en la azotea con los brazos abiertos a punto de lanzarse al vacío. Dos gatos caminan, se paran, parece que miran. Después se mueven despacio alrededor de una mancha en la acera. Uno tras otro manteniendo las distancias. Un hombre, dos gatos y esa grúa, partiendo el cielo en dos.