[Al lado de las huertas]
Veintinueve de noviembre por la mañana.
Solo, en el viejo camino de las huertas,
a eso de las once.
El ladrido de algún perro, el sonido
de algún coche lejano, algunos pájaros.
Y el sol, pálido y vulnerable en el aire frío.
Entonces me detengo. Me paro e repente
y digo para mí: voy a pararme un poco,
sólo para saber que puedo pararme cuando quiera.
Voy a pararme aquí, al lado de las huertas,
durante unos minutos. Quiero mirar despacio esta luz
de noviembre, la luz de esta mañana soleada.
Quiero mirar esta luz y quedarme con ella,
por si en los días futuros nos faltara.
Por si la oscuridad llegara a hacerse
demasiado terrible en los días futuros.
(Del libro Calles poco transitadas de F.L. Chivite.)