Nunca he sido de soñar despierta pero, con 22 años, mi amigo Daniel Verge y yo escuchábamos Eh, Joe grabado en una cinta casete y leíamos a Beckett (aquellos libritos dorados) sentados en el suelo de mi cuarto, decíamos: ¿te imaginas publicar en los Marginales de Tusquets?
Gracias a Fernando Aramburu y Francisco Javier Irazoki (que hicieron de hadas madrinas).
Gracias a Juan Cerezo, Delia Louzán, Júlia Sala e Iván Serrano por confiar en mis poemas y cuidarlos con tanto amor.
Gracias a Federico del Barrio por la preciosa viñeta de portada.
Gracias a Fernando Luis Chivite por su precioso prólogo.
Ya somos oficialmente Marginales, ea.