se acabó la poesía de la experiencia,
la acabó él
tenía que pasar
esperábamos al mesías y ha llegado
(sé que es tirar piedras contra mi tejado
porque mucho me temo que llevo 27 años
escribiendo poesía de la experiencia
o algo muy parecido, a mi pesar)
tiene 17 años y se llama alejandro robles
en ocho palabras ya lo he dicho todo,
cómo decir cuánto envidio cada palabra de sus poemas
cómo las une
cómo las teje,
y lo imagino
mirando una caja de zapatos llena de capullos,
nosotros
que antes de ponernos a escribir hacemos un agujero
rompemos la baba y sacamos las alas a paseo
para regocijo de otros capullos
pero ale no
ale guarda capullos de un sólo hilo que no se rompe
para que las prendas de seda no se arruguen
sólo hay un modo: cocer vivo al gusano
no dejarlo que sea mariposa
y tirar del hilo,
cada capullo una sola hebra
así los poemas de alejandro robles
limpios, únicos, a prueba de centrifugadora
yo sé que hoy he comido cuchillos
dice
y se queda tan tranquilo
todo está lleno de
golpes humanos
para humanos
si fuésemos humanos
estaríamos siempre heridos
dice
y se enciende otro cigarro
como niños que lloran nieve
cinco palabras que sólo había que ordenar,
pero las ha ordenado él
no yo,
como mucho
las podré usar de cita
en alguno de mis miserables poemas arrugados
los libros que haya leído ale son un misterio,
de dónde se alimenta ale es un misterio
él es el misterio
quien nos va a salvar
quien escribirá, si no lo tuerce nadie,
los mejores poemas de todas las generaciones posibles
ojalá nunca lea estas palabras
para que no se le suban a su último corte de pelo
ojalá sus poemas lleguen donde tengan que llegar,
dónde él quiera que lleguen
y ojalá yo viva muchos años para verlo
mientras tanto me quedo aquí
disfrutando
asomada a su caja de zapatos